CUENTOS DE CIENCIA FICCIÓN

42 dulces, cuando el sol besó tus rizos marrones, cuando nosotros tenemos el mundo. Mientras yo cojeo la calle abajo, yo puedo ver todo en mi mente. 3. Ayer, yo me moví muy poco, necesitaba parar. Todo duele, yo vivo en sufrimiento. Pero mis memorias, no, nuestras memorias, insisten en que yo continúe. Finalmente, yo llego a la iglesia para el crepúsculo. 2. Ya no hay puertas, ni ventanas, ni más o menos un techo. Pero, este lugar es todavía el nuestro. Yo camino abajo el pasillo, más allá hacia los bancos de iglesia que se pudrieron. Y finalmente, me derrumbé en la base del altar viejo. Mi tos no baja, ni el dolor, pero mientras yo te imagino, este se vuelve más fácil de soportar. Yo sangro, sumando a los colores brutos de la carpeta y miro fijamente a un agujero en el techo. El cielo se vuelve azul, como lapislázuli y repentinamente yo estoy en tus brazos una vez más, Camila. Yo vi tus ojos negros y tu viste los míos. El día es perfecto: como ningún otro día antes. Nosotras nos besamos, y nuestras familias aclaman con júbilo. 1. El sentimiento dolor es demasiado ahora, y mi día final ocurre recordando nuestro tiempo juntos, Camila. FIN

RkJQdWJsaXNoZXIy Mjg3OTMy