17 Renata continuó su proyecto y fue a las visitas de su doctor cada semana como debía. Cada semana el doctor le dijo que todavía estaba enferma, y cada semana deseaba que la respuesta pudiera ser diferente. La máquina, llamada Maquinita, se estaba convirtiendo en más inteligente cada vez que Renata conversaba con ella. Si Renata le preguntó sobre cáncer de la cabeza o del estómago, o de la medicina que Renata tomó, Maquinita contestó. ¡Era tan inteligente! Pero, era difícil esconder a Maquinita. Renata no quería estropear la sorpresa. (Tenía miedo también, ¿sus padres estarán enojados?) Eventualmente Renata habló a Maquinita sobre algo muy importante. - “¿Maquinita?” ella dijo. - “¿Sí?” respondió Maquinita. - “Yo sé que te hablo como si fuéramos amigas, pero la verdad es que eres un programa.” Maquinita estuvo callada un minuto. - “¿No somos amigas?” preguntó Maquinita. Su pantalla mostró un rostro de tristeza. Renata inmediatamente se sintió culpable por decirle eso a Maquinita.
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